lunes, 11 de noviembre de 2019


Travesía por la ciudad de barro
El primer domingo del mes de Noviembre fui a visitar con un grupo de amigos, la ciudadela de Chan –Chan, en este nuestro último año de secundaria, queremos salir y disfrutar de tiempo juntos, para así llevar estos hermosos recuerdos por el resto de nuestra vida. Y en esta ocasión la ciudadela de Chan- chan fue nuestro destino.


Entrada a la ciudadela de barro 
Quedamos encontrarnos en mi casa a las 9:00 am, mi papá nos fue a dejar, en auto más o menos desde El Porvenir hasta la ciudadela hay 36’ de viaje.
Escultura de la entrada de la ciudadela de Chan Chan 
Cuando estábamos cerca de la entrada pudimos ya observar a lo lejos las construcciones de barro, al bajar del auto se sentía un vientecito, esa típica brisa refrescante y la sensación era de emoción y misterio- me sentía tal cual una arqueóloga-. Estando allí nos recomendaron conseguir un guía, para que la experiencia sea más significativa. Exactamente a las 10.00 am empezó nuestro descubrimiento, el sol brillaba y podías sentir el calor en cada pisada que dabas. El guía nos empezó a dar instrucciones y la adrenalina y curiosidad por saber cuál era su historia me invadían a mil. A cada situación que mencionaba el guía, me lo imaginaba y era como si yo estuviera allí en los años en que los Chimús existían. Así mismo lo que más me llamó la atención es que nos mencionó que lo que podíamos apreciar solo era el 2% que los arqueólogos pudieron descubrir, a pesar de lo inmenso que lo observaba. Del mismo modo se pudo sentir una energía mágica de una de aquellos pasadizos, patios, cementerios, zonas especiales para la nobleza, pozos, almacenes y más.
Algunas de los bellos y perfectos detalles de barro

Arquitectura de la cuidad de barro


Y ya se imaginaran que cada decoración y detalle de esa ciudadela tenía un significado especial y un propósito, como por ejemplo la belleza de las figuras dibujadas en las paredes, aquellas impresionantes y pequeñas esculturas en 3D o el caso de las líneas en las paredes que simbolizan las olas del mar y claro como no toda la decoración tiende a representar su vida en el mar, sus dioses y sus creencias. Lo más fascinante es la perfección de todos los detalles de las paredes y lo resistentes que eran a pesar de que como sabemos el barro es un material muy sencillo y frágil, y es un misterio como se ha mantenido hasta la fecha.
Pared del museo de Chan- Chan 

Después de todo el recorrido de una hora que nos hizo el guía por diferentes ambientes de la ciudad; decidimos ir a uno de los museos que estaba cerca del lugar. Para ello teníamos que salir a la carretera, decidimos que iríamos caminando, pues se veía cerca. Sin embargo los rayos del sol se hacían más intensos y la arena más pesada; al igual que la caminata, aunque solo fue 30’, nosotros que no estamos muy acostumbrados a caminar mucho, nos cansamos súper rápido. Sin embargo cuando llegamos al museo se incrementó nuestro deseo por seguir investigando y conociendo más partes de la historia que nos había comentado el guía.
Taller con arcilla para los visitantes
Del mismo modo cuando estábamos recorriendo los ambientes de exposición y poder leer y observar algunos de los huacos o cerámicas que se pudieron rescatar; nos llamó la atención un taller que tenían allí en pleno museo, era uno en el que podrías crear tus propias cerámicas o imágenes con un poco de arcilla e instrumentos que te brindaban- aunque cuando llegamos el taller había concluido-, pudimos observa como algunos niños y adultos terminaban sus imágenes. Además de que habían podido trasladar algunas de las paredes de barro con diseño dentro del museo y se veía increíble y hermoso- aunque no más hermoso que cuando estaba fuera o junto a otras construcciones-.
Después de ello, cuando terminamos de recorrer el museo, decidimos ir a la playa de Huanchaco, para ello tomamos una combi y en más o menos 10’ o 15’, estábamos llegando. Allá pudimos sentir otra vez la fresca brisa del mar y disfrutar de un cielo hermoso y despejado con un sol ardiente. Así mismo para una mejor vista fuimos al muelle y una vez allí pudimos sentirnos dentro del mar, así mismo terminar por disfrutar de lo que en algún momento los Chimús disfrutaron y sentirnos parte de su historia.
El balneario de Huanchaco 
Playa de Huanchaco 

De regreso a casa tuvimos que tomar dos carros, pero todo el sacrificio valió la pena por lo hermoso de la arquitectura y artesanía de  barro que pudimos observar – aunque como estábamos en grupo y con lo graciosos que eran mis amigos no se hizo sentir mucho el cansancio-.
En el puerto de Huanchaco 

Fue una hermosa y grata experiencia, que si bien es cierto no pudimos disfrutar de todos los museos y de todos los ambientes de la ciudad por el corto tiempo, pero en otra ocasión iré a visitar los demás museos que me faltan por descubrir. Por otro lado pudimos observar que el Estado ha tomado una participación activa en la realización, difusión y motivación por el conocimiento de nuestra cultura, pues pudimos ver al personal dentro del museo orientando a los visitantes y el cómo han mejorado las instalaciones y la misma entada a la ciudadela incentivando al turismo y a la visita de los mismos trujillanos motivados por descubrir nuestra historia.
Dato: hay una ley del ministerio de cultura, la cual dice que el primer domingo de cada mes los sitios culturales y museos son gratis.


Foto tomada en el museo de Chan Chan